Curvas en la suave niña



La luna que te acaricia
lacera aquí lo que toca
despertando con su tenue luz el anhelo.
.Recorro tu silueta hecha de aire
con la extensión que memoricé de tu cuerpo
adormezco la tentación de los dedos
con el placebo que resulta esbozarte.

Te llamo, con un nombre inventado
para no atormentar a mis oídos con el tuyo
o interrumpir la abstinencia de mi voz
para que no vuelvas, obligándome a reclamar tu cuerpo
que duele más tenerte sabiendo que te irás de nuevo.

No dormiré,
a escondidas de mi conciencia el deseo me hace soñarte
beberé un café
y si acaso su humo imita tu figura
cerraré los ojos
y te mataré con un suspiro.